Aprendizaje Integral Colegiado AC.
Nació con el único interés de hacer algo por los niños con problemas de desarrollo; a partir del trabajo, la exploración y el conocimiento de muchas técnicas, APIN ofrece una posibilidad real de recuperación basada en la aplicación de la técnica Vojta y la terapia de neurodesarrollo.
La historia de APIN comienza en los años 80; cuando era estudiante de fisioterapia y el contacto con los niños con parálisis cerebral (pc) me hizo buscar alternativas para ayudarlos pues era impactante verlos con esa espasticidad externa, que los asemejaba a unas tablas por la poca o nula movilidad que presentaban y saber que en ese cuerpo estaba un ser inteligente.
La primera vez que trabajé con un niño con pc, pensé que éste no tenía conciencia de su situación, sin embargo, al día siguiente descubrí que estos niños eran inteligentes y que el que yo movía como si fuera un objeto intentaba comunicarse conmigo; quedé tan impactado que me resistí a aceptar que no había nada que hacer con ellos y decidí buscar algo más. En ese tiempo no había la facilidad del internet así que recurrí a la biblioteca de la Organización Mundial de la Salud, ahí me dieron unos artículos de un terapeuta llamado Bobath que plateaba una visión diferente de la parálisis cerebral. Con esta nueva aunque insuficiente información crecieron mis ganas de ofrecerles a estos niños algo más que lo que tradicionalmente se les aplicaba.
Como aún era estudiante, continúe haciendo lo que yo podía tratando de incorporar a los conocimientos adquiridos en la escuela aquellos que surgían de mi intuición y de la lectura de Bobath. Recuerdo muy bien que a mi primer niño con pc lo metí en una piscina muy caliente sólo para poderlo flexionar, y lo logré. Así, APIN comenzó a sacudirme la cabeza y el corazón e ir tomando forma de proyecto, claro, entonces, aún era un sueño.
Al terminar la carrera tuve la oportunidad de conocer a la doctora Nelson, con quien hice la certificación del método de neurodesarrollo Bobath, con ello empezó otra etapa de mi desarrollo profesional y, por supuesto, de ese maravilloso proyecto que cada vez se hacía más real. Durante muchos años, convencido de los beneficios de esta técnica, cuyo enfoque me resultaba tan coherente, me dediqué 100/100 a él; ya para entonces tenía un centro privado al que llamé Aprendizaje Integral. Por aquellos años, viviendo en torreón, la mamá de uno de los niños APIN hizo el logotipo del centro: un monito triangular que significa cuerpo en espacio y tiempo adentro de unas esferitas que son motor, lenguaje, aprendizaje y social y los brazos que parecen cromosomas la información genética y el centro de la cabeza el universo social; este logo refleja el concepto que teníamos del niño con problemas de neurodesarrollo.
El tiempo continúo su paso y con los años en APIN fuimos acumulando muchas experiencias y aprendizajes, por ejemplo, el estudio de la psicomotricidad y de la técnica que se ha convertido en la base del trabajo que realizamos en APIN; por supuesto, me refiero a la terapia Vojta.
El aprendizaje de esta técnica supuso muchos años de entrenamiento en España, hasta conseguir la certificación internacional en Terapia Vojta.
Ya con estos nuevos conocimientos y la certificación correspondiente, decidimos oficializar la existencia de APIN, que para entonces tenía algunos años funcionando. Para ello, en julio de 2003 se legalizó su existencia a través de la conformación de APIN como Asociación Civil, logramos el reconocimiento de deducibles pero no conseguimos donativos y se tenía que pagar una auditoria anual.
Pese a estos problemas, en APIN continuamos con nuestro objetivo principal: la atención de los niños con problemas de desarrollo, como parálisis cerebral, retraso en el desarrollo, síndromes genéticos y no genéticos, déficit de atención, síndrome hipotónico, etc. Utilizando como herramientas principales la Terapia Vojta y la de neurodesarrollo.